Reflexiones después del terremoto en Ciudad de México

Acabo de regresar de un recorrido por el vecindario, y doy gracias a Dios de estar bien junto con mi pequeña familia.

Muchas veces he dicho que en la vida “lo podemos perder todo, absolutamente todo”, revisemos y nos percataremos que así es , la fe , la dignidad, el orgullo, a ti mismo, el empleo, y ya no digamos las cosas materiales, todo lo podemos perder, ¿Acaso no te ha sucedido ? , seguramente si. Pues hoy lo vivo y lo confirmó al ver el dolor en este país (México) Y a la vez percibo su grandeza al ver cómo los seres humanos nos solidarizamos con el dolor del otro y ayudan a rescatar,a donar víveres, medicinas, entre otros. Yo espero que esto no sea momentáneo, que perduré , que nos permita vivir con más plenitud en el día a día y no esperar a que ocurra una tragedia para sacudirnos interiormente .

Ante esta situación es posible que algunos de los que afortunadamente estamos bien , padezcamos de lo que se denomina síndrome de la “culpa del sobreviviente” , esta se presenta cuando existe una tragedia y al ver el dolor de otros, es posible que te sientas culpable por estar bien, quizá decidas evitar actividades de recreación y disfrute, como una manera de autocastigo, si te llega a suceder también puedes afectar a los que están junto a ti, de ser así, busca ayuda para que poco a poco puedas reconectar con tu vida y darte permiso para disfrutar.

Quizá no llegues a estos extremos pero si es posible que experimentes una gama de sentimientos que te es difícil ponerles nombre, te invito a revisar si existe algo de culpa y a la vez agradecimiento por estar bien y eso es lo que nos permite la solidaridad con aquellos que están sufriendo alguna perdida. Así me encuentro yo. Vivimos un terremoto y se nos movió el piso, ese piso que nos da seguridad, que nos permite caminar por la vida , lo que te da arraigo, pertenencia, cuando esto se mueve los sentimientos de angustia, inseguridad, miedo son fuertes, no tienes de qué agarrarte, te das cuenta de lo frágil que eres, yo me sentí como metida en una caja que se movía sin firmeza, produciéndome mucha ansiedad, miedo, entre muchos otros sentimientos. En ocasiones mencionó que “la consciencia no tiene desperdicio”, ojalá así sea en esta ocasión , que esto que vivimos nos ayude a percatarnos de la fragilidad de nuestra vida. Que ese sismo que sacudió la tierra también sacuda nuestro interior, para recordarnos el respeto a la naturaleza, a las reglas, a la convivencia, evitar el racismo, es posible que esa persona que en algún momento llegues a despreciar sea la que te ayude cuando menos lo imaginas. Ojalá despertemos a una vida más plena y con más consciencia .

Me siento conmovida y agradecida de estar bien y desde este lugar les invito a reconstruir nuestras vidas,a caminar con firmeza, con optimismo resiliente, con fe y alegría de una vida con consciencia , que está tragedia no sea en vano.